No conocí a Julio Melgar…

No conocí a Julio Melgar, ni conocí mucho de Julio Melgar…

Solamente supe lo que se contaba de él. Testimonios de gente bendecida por su ministerio. Una vez lo encontré en un aeropuerto con toda su banda y lo saludé. Fue lo más cerca que llegué a ver de él.

No fui seguidor de su alabanza ni fui tan ministrado por sus canciones. Al escuchar uno de sus álbumes solo llegué a pensar, “Este es el Israel Houghton latinoamericano”.

Julio Melgar: antes y después
Julio Melgar: antes y después

La respuesta de la gente a su enfermedad solamente me confirma lo que dice Romanos 8:26 “pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos”. Muchos bien intencionados hermanos ‘declararon y decretaron’ sanidad. No sabían cómo pedir. Les movió el mismo sentimiento que hizo que Pedro, al escuchar al mismo Jesús hablar de su inminente muerte, “[comenzara] a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca” (Mt 16:22 RVR).

Hay suficiente evidencia bíblica para creer que Dios concede a sus siervos fieles conocer el tiempo de su partida (Dt 31:14; Is 38:1; Mt 16:21; Lu 9:31; Fil 1:25; 2 Tim 4:6; 2 P 1:14). Julio Melgar no debió ser la excepción. Él sabía. Seguramente pasó su propio Getsemaní, humanamente resistiéndose a lo inevitable que Dios ya le había mostrado. Sin embargo, al igual que Jesús, abrazó la cruz. Dios—el único que declara y decreta—dispuso que Julio partiera la misma semana que se conmemora la muerte y resurrección de Jesús.

Como humanos, tratamos de posponer lo inevitable de la muerte. En nuestra ingenuidad, creemos que podemos torcer el brazo de Dios con nuestras oraciones que despliegan mucha fe y poder pero muy poca humildad para reconocer la soberanía de Dios. Cuando Romanos 8:26 dice que el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad de no saber cómo pedir, es para explicar que Él mismo “intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Indecible describe, simple y sencillamente, algo que no se dice. No declaras ni decretas nada. Simplemente tu espíritu ora aunque tu entendimiento esté limitado. Lo ideal es que ambos oren en armonía (1 Cor 14:15).

Sin conocer a Julio como muchos le conocieron y hoy le llaman “nuestro guerrero”, estoy seguro que él hubiese deseado que, como Sansón el guerrero, su muerte causara más impacto que todo lo que hizo en vida. Además de recordar todas sus canciones y conciertos, reflexionemos en lo que su muerte nos enseña. Si tan solo nos enseña a orar mejor, orar en el espíritu, gemir sin palabras, en lugar de declarar y decretar en nuestro envanecido entendimiento, ¡entonces su prematura partida habrá valido la pena!


4 pensamientos en “No conocí a Julio Melgar…

  1. Ese es precisamente uno de los aspectos más relevantes y difíciles de practicar del cristianismo: la piedad secreta. Pero no… como diría Marcos Vidal: “…nos seducen más las luces y el impacto emocional, la respuesta de las masas y el carisma personal que lo puro y verdadero escondido en un rincón…” Luego es fácil entender esa tendencia a “decretar y declarar” en público cambios portentosos, acciones milagrosas o circunstancias futuras que luego, como no puede ser de otra manera, no se cumplen. Sin olvidar el sentido cultural que en términos de honor y vergüenza (la principal clave del pensamiento y sentimiento antropológico de las gentes del Siglo I d.c. en tierras bíblicas) tienen aquellas palabras del Maestro afirmando que “tu Padre Celestial te lo recompensará en público” y sin ignorar toda la crítica textual que esa última frase (en público) conlleva, me parece que con el dormir de Julio Melgar podemos todos los cristianos reconsiderar cuánta oración en secreto nos hace falta practicar. Un profeta veterotestamentario indica: Estimada es a los ojos del Señor la muerte de sus santos.

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  2. Muy bueno! Y completamente de acuerdo!
    No estamos para exigirle (decretar o declarar) nada a Dios… El es el Señor y nosotros los siervos..
    Jesús cuando nos enseñó a orar cuando dijo: “hágase en mí Tú voluntad”
    He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, y como los ojos de la sierva a la mano de su señora; así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios; hasta que tenga misericordia de nosotros. Salmo: 123:2

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  3. Oh, Dios! Que maravilloso que lo digas, Estuardo… Ha sido mi conversación continúa de hace un tiempo para acá. Que nuestra fe no se convierta en dar órdenes a Dios, de usarla como un arma que intenta una disfrazada manipulación de la voluntad de Dios… Que Su soberanía prevalezca por encima de nuestros deseos y que nuestra fe permanezca abrazada a Su voluntad y confiada en Su sabiduría. Que nuestra vida consista en dejarnos usar para Sus propósitos y no en pretender usarlo a Él para los nuestros. Abrazos desde Barranquilla para Shenny y para ti. Love you and bless you, Ani. Estuardo Salazar Gini

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  4. Excelente mensaje Hno. Estuardo, es muy importante que los hijos de Dios sepan que Dios es soberano, y que la verdadera fe consiste en esperar y estar seguros de que sea la circunstancia que fuere Él sabe que es lo mejor para nosotros alabarle en medio del dolor con un corazón contrito y humillado. No Él comportarnos con soberbia o niños caprichosos.

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