Los términos que definen el rol dominante que juegan los docentes de cada época y generación cambian cada 10 o 20 años. Para los estudiantes de la década de los setentas y aun los años ochenta esa palabra era “guía”. El maestro era un guía, un faro de sabiduría a quien se le veía con respeto y cuya cátedra no se discutía. La autoridad del profesor o profesora era incuestionable y no era una buena idea disentir so pena de sufrir las consecuencias.
Ese rol cambió con las reformas educativas de finales del siglo pasado. La influencia constructivista puso de moda el término “facilitador” para describir el rol más relevante que debía jugar el docente de aula. El cúmulo de conocimiento e información accesible a través de Internet era tal que ya ningún docente podía pretender poseer el conocimiento enciclopédico que antes se les atribuía. Ahora simplemente debían conformarse con planear y facilitar experiencias de aprendizaje para sus estudiantes, siendo ellos mismos compañeros de camino en la construcción de nuevo conocimiento. Para muchos profesores fue degradante ver desmoronarse su autoridad ante lo inevitable del cambio.
Ambas figuras reflejan el pensamiento de la época y, en cierto modo, la percepción y valoración que se tiene de la labor docente. En respuesta a la baja valoración que se tiene del gremio es que los docentes han tenido que asumir un rol menos honroso: el rol de “asalariados”. Las huelgas y marchas que los maestros realizan en todo el continente son parte de la historia cotidiana de nuestros países. Usualmente el gremio magisterial es el que tiene el poder de paralizar el sistema público de educación de cualquier país y aun el país entero si deciden bloquear calles o carreteras en sus legendarias protestas. ¡Qué imagen más deplorable la de supuestos formadores de futuras generaciones cuya verdadera vocación parece más estar en las calles que en un aula de clase!
Ciertamente el rol que juegan los educadores es tan variable que hoy es impredecible saber qué imagen es la que viene a la mente de un estudiante cuando se le menciona la palabra “maestro” o “maestra”. ¿Qué imagen o concepto vendría a la mente de TUS estudiantes? ¿Guía?… ¿Simple facilitador(a)?… ¿O vulgar asalariado(a)?
Las innovadoras maneras de hacer educación en el nuevo siglo demandan que propongamos nuevos roles para la docencia del siglo XXI. Los educadores cristianos no nos conformamos con estos roles históricos y debemos buscar en el modelo de Jesús el papel trascendente que Dios nos ha llamado a jugar en la vida de nuestros estudiantes.
Dos términos son los que se vienen asociando más y más a la labor docente contemporánea. Ambos tienen su origen en el idioma inglés y por tanto son de difícil traducción. Las funciones asociadas con cada uno de estos términos se empezaron a promover y practicar en el mundo corporativo pero ahora se han extendido a casi cualquier actividad en la que existe interacción humana. Sigue leyendo