El dios de las opciones abiertas

Quiznos sandwichMe encantan los emparedados de Quiznos pero siempre me sucede lo mismo.

—   Quiero un sándwich clásico italiano por favor

—   ¿Lo quiere pequeño, mediano o grande?

—   Mediano

—   ¿En pan romero con parmesano, ciabatta, blanco con ajonjolí o integral?

—   Pan romero con parmesano

—   ¿Con qué lo va a acompañar? ¿papas, sopa o una galleta?

—   Quiero una sopa y por supuesto una galleta para el final

—   ¿Su sopa, de brócoli & queso, pollo con fideos, almejas o azteca?

—   (Ya algo malhumorado respondo…) Brócoli y queso

—   ¿Y su galleta? Tenemos de avena con manzana, avena con zanahoria o chocolate chip.

—   Avena con manzana

—   Su sándwich, ¿lo quiere tostado o normal?

—   Tostado

—   ¿Para comer aquí o para llevar?

En este momento estoy a punto de estrangular a esta persona que me hace tomar tantas decisiones en una hora de almuerzo en la que quiero tomarme un respiro de mi trabajo cotidiano que incluye precisamente… ¡tomar decisiones!

??????????????????La vida está llena de decisiones que debemos tomar, pequeñas o grandes.  Decisiones triviales tales como, qué ropa te vas a poner, qué vas a hacer el fin de semana o qué marca de celular te conviene.  Decisiones grandes de qué carrera vas a estudiar, con quién te vas a casar o dónde vas a vivir y trabajar.  Todas son decisiones inevitables que tienes que afrontar tarde o temprano.

Sin embargo, a la generación actual —refiriéndome a todos los nacidos después de 1985—no le gusta tomar decisiones.  Si eres parte de ese grupo seguramente encuentras gran dificultad en hacerlo y usualmente prefieres tomar la ruta fácil de ir postergando hasta que llega el último minuto en el que hay que elegir de prisa una opción de la cual después muy probablemente te arrepientes.

La gran diferencia entre tu generación y la mía es culpa del cine.

Cartelera de cineEn la generación que íbamos al cine en los años 60s y 70s (cuando ir al cine era “pecado” aunque no lo creas) no existían las grandes cadenas como Cinemark o Cinépolis, que se han especializado en poner múltiples salas de cine en los grandes centros comerciales.  Cada cine estaba en un lugar diferente de la ciudad y solo se exhibía una película en determinado horario.  Eso significaba que cuando querías ir al cine, tenías que revisar la cartelera en el periódico, decidir con anticipación qué película querías ver para determinar en qué cine la exhibían y en qué horario.  Todas esas decisiones se tomaban antes de salir de casa.  En cambio cuando mis hijos dicen: “Vamos a ir al cine con unos amigos” —¡Qué bien! les respondo.  Y ¿qué van a ir a ver?  —“No sabemos…”  Tomar la decisión de la película que vas a ver hoy es algo que no tienes que planear con anticipación, porque al final de cuentas al llegar al mall tienes todas las opciones abiertas.  Cualquier película está disponible en el mismo lugar y en diversidad de horarios. La decisión se deja para el último momento y generalmente cuesta horrores tomarla porque las opciones abruman.

I Reyes 18:21 (NVI) describe un momento de la historia de Israel en el cual se ven confrontados con una decisión inevitable.

Elías y Baal21 Elías se presentó ante el pueblo y dijo:

—¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero si es Baal, síganlo a él.

El pueblo no dijo una sola palabra.

En este episodio del monte Carmelo, Israel se ve confrontado con una decisión que no puede postergar más.  Los profetas de Baal se están enfrentando con Elías y en pocos minutos se definirá quién es el verdadero Dios por la señal del fuego descendiendo sobre un altar y consumiendo un sacrificio.  Israel debe tomar la decisión antes que la verdad se haga evidente.  Pero ellos deciden no decidir.  Al igual que ellos, nosotros también preferimos evitar decisiones que nos comprometan.  El Baal de esta generación es el dios de las opciones abiertas.  En alguna parte te vendieron la idea de que es mejor dejar tus opciones abiertas para no desperdiciar una buena oportunidad que puedes perder si te comprometes antes o más de lo necesario.  Los israelitas no querían arriesgar y por eso se abstienen de dar su fidelidad a uno de los dos.

Este mismo fenómeno es lo que impide que muchos tengan novia (o novio).  Aparte del alto costo financiero de sostener una relación romántica (que algunos afirman que puede superar los 100 dólares mensuales), al ser interrogados al respecto, muchos jóvenes en edad casadera rehúsan entablar una relación seria con alguien para no cerrar sus opciones.  Yo me casé antes de los 25 años, como muchos de mi generación, pero la mayoría de jóvenes hoy pasan de esa edad sin la menor intención de amarrar el nudo matrimonial.  Lo mismo pasa al congregarse en una iglesia.  La reflexión usual es “¿Para qué voy a comprometerme en un ministerio en esta iglesia? ¡Eso me impediría visitar otras y ver si hay una que me guste más!”  Sea ir al cine, tener novia o la iglesia a la que vamos, hoy el dios de las opciones abiertas cuenta con multitud de adoradores, gobernados por el terror de tomar decisiones que implique asumir cualquier tipo de compromiso.

Many Arrows of OpportunityEn su libro The Paradox of Choice (La Paradoja de Tener Opciones) el psicólogo Barry Schwartz explica por qué tenemos problemas en asumir compromisos al insistir en mantener nuestras opciones abiertas.  El dice que nuestra cultura demanda opciones.  Nosotros demandamos tener opciones.  Imaginamos que tener más opciones implica tener más libertad.  La gente piensa que tener libertad ilimitada es una buena cosa.  La ironía –escribe Schwartz, es que esta libertad de tener opciones ilimitadas no nos trae felicidad, sino todo lo contrario.  Cuando hay muchas opciones nos empezamos a sentir frustrados por la incapacidad de poder evaluarlas todas y nos perdemos de la paz y el gozo que trae la seguridad de comprometernos con algo o con alguien.

El dios de las opciones abiertas es una deidad cruel porque termina matándonos.  Mata nuestras relaciones porque nos susurra al oído que es mejor no involucrarse mucho con alguien.  Mata nuestro servicio a los demás porque nos convence que es mejor dejar el fin de semana libre por si algo más sale y al final terminamos solos sin hacer nada.  Mata nuestro gozo de vivir en Cristo, porque te dice que es mejor no comprometerte mucho con Dios para que los demás no piensen que eres demasiado espiritual y cerrarte puertas.  El dios de las opciones abiertas es el que te hará postergar la decisión de qué carrera estudiarás o a qué universidad irás, frustrando el propósito perfecto de Dios en tu vida, forzándote a tomar una decisión poco pensada que te haga perder tiempo y dinero y eventualmente desperdiciar tu vida entera.

Una y otra vez en la Biblia encontramos un Dios que nos confronta con la necesidad de definirnos, tomar decisiones, hacer compromisos.  Muchos años antes de Elías, Josué confrontó al pueblo de Israel con la misma decisión:

15 Pero si no les parece bien servirle, escojan hoy a quién quieren servir, si a los dioses que sus padres adoraron cuando aún estaban al otro lado del río, o a los dioses que sirven los amorreos en esta tierra donde ahora ustedes viven. Por mi parte, mi casa y yo serviremos al Señor. (Jos. 24:15 RVC)

Hay decisiones impostergables.  Hay decisiones que debes tomar hoy.  Es tiempo de dejar de adorar el dios de las opciones abiertas y afrontar valientemente las decisiones importantes de la vida.  Así como Israel tuvo que elegir el dios al cual servirían (y vemos en este pasaje que, siguiendo el ejemplo de Josué, ellos decidieron servir al Señor) tú también tienes importantes decisiones que tomar hoy, empezando con la decisión de dejar de servir al dios de las opciones abiertas.

Tu vida es demasiado valiosa como para desperdiciar meses o años cambiando de novia, de carrera, de universidad, de iglesia, de trabajo, fallando en todo lo que intentas por no haber considerado bien las cosas y sobre todo, por no haber tomado en cuenta el propósito de Dios para tu vida a la hora de decidir.  Hay un alto precio que pagar por mantener tus opciones abiertas y evadir hacer un compromiso con algo o con alguien.

Si tienes duda acerca de determinada decisión, probablemente te sea útil leer el artículo “El Semáforo de Dios” en este mismo blog.

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